martes, 1 de marzo de 2011

IMPORTANTE PARTICIPACIÓN DE ATLETAS DEL CLUB TOLETOLE EN LA VI MEDIA MARATÓN DE LA LATINA.

Como viene siendo habitual desde hace ya unos años, casi coincidiendo con el nacimiento de esta carrera;
este año igualmente, un importante grupo de corredores del Club ToleTole, principalmente aquellos que se encuentran en plena preparación de la próxima edición del maratón de Madrid, participaron el pasado domingo 27 de febrero, en esta dura prueba de 21.097 m. que con salida en la Junta Municipal de la Latina recorre gran parte de este distrito de Madrid y de la Casa Campo.

Desde temprana hora, van acudiendo al aparcamiento del Salto del Caballo, lugar de habitual encuentro, en salidas fuera de Toledo y en una mañana que climatológicamente, rompe totalmente las predicciones de los hombres del tiempo, los aguerridos corredores de ToleTole que, sin temor al inesperado cambio de tiempo (amenaza lluvia) ni a las duras cuestas que les esperan en Madrid, se disponen a partir en comitiva hacia la Villa y Corte.

Por allí se encuentran, Antonio Aranda, A. Medina, Tomás, Armando, Fernando, José Manuel, Nacho, Moises, José Antonio Salmantino, José Ramírez, J. A. Pomares, también andan por allí algunos miembros de los fondistas y el que os relata la crónica, Javi Maldonado y Rubén nos aguardan en Los Gavilanes y Oscar en Madrid; Juan Pablo que no aparece y Emilio que tampoco. Así que guardados los minutos de cortesía, partimos.

Por el camino el día comienza a clarear pero el tiempo se empeña en no mejorar, nos llueve a ratos.

Son las ocho y media cuando entramos en Aluche y buscamos aparcamiento, para lo que nos dirigimos al sitio de siempre, detrás del polideportivo donde está la Meta y allí dejamos los coche para sin demora ir a recoger los dorsales, pues ya el tiempo nos viene algo apretado. Por el camino, el ambiente de corredores que se contempla, nos va poniendo en el trance y tensión pre-carrera y surgen las dudas sobre que ponerse, pues el tiempo se empeña en estar fresco y desapacible.

Recogida de dorsales en el Centro Comercial, allí encontramos con Oscar y Juan Pablo que se ha dormido y vuelta a los coches para cambiarse y calentar pues el tiempo apremia y un buen número de corredores ya está calentando por las inmediaciones.

Ataviados con el traje de guerra, unos mas abrigados, otros mas valientes y en tirantes, puestas las pomadas y vaselinas de rigor; comienza el ya corto calentamiento de camino a la línea de salida. La tensión y el nervio se respira allá donde mires, unos estiran, otros dan saltitos, otros pequeños esprines, saludos palmaditas, y deseos mutuos de buena suerte y, ¡a tomar posiciones!.

Con puntualidad se da la salida y comienza el sufrimiento, todo a la vez; primero por coger buena posición, segundo por que no te pisen, tercero por que no pises tu a nadie y con tantas cosas en la cabeza y sin querer, te plantas en el primer Kilómetro a un tiempo que nos querías, con lo que te dices, o regulo o no llego y hay que ver lo que cuesta tomar el ritmo una vez que te has lanzado a la carrera.

Con los primeros kilómetros y ya sin frio ¡quien dijo frio!, la carrera comienza a enfilar la bajada de la Calle Valmojado, desde aquí y en 1 Km y medio es terreno favorable, pero también, el dolor en los tíbiales se hace cada vez mas fuerte, por el poco calentamiento, el fuerte ritmo y el impacto de la bajada. Giro a la derecha y primer contacto con la dureza de la carrera, subida de pulsaciones incluida, comienza la interminable subida en tobogán, “pero al revés”, que en varias rampas y a cual mas áspera, te lleva al km 7. Inmediatamente una fuerte bajada con giro incluido a izquierda, pone a prueba la estabilidad en descenso del más pintado, para en seguida acometer a la altura de la Calle Cebreros, tras recorrer el tramo en falso llano, “pero mu falso”, de la Calle Sepúlveda, la que sin lugar a dudas es la rampa mas dura del recorrido y no lo digo solo por la pendiente, “que la tiene”, sino por lo engañosa que es, (no ves el final nunca ya que esta en doble curva); aquí el corredor aprieta los dientes y se encorva todo lo que puede, en búsqueda de la posición menos dolorosa y casi con el corazón en la boca, consigues malamente coronar la tachuela y dejarte literalmente caer hacia la Carretera del Batan y relajarte, por decirlo de alguna manera, de este durísimo tramo de 3 km que se acaba de pasar.

Desde el Km.10 estamos en la Casa Campo, “parece que el dolor de tíbiales ha pasado” viene un avituallamiento para beber algo, un control y a disfrutar (si es que puedes) durante unos 6 Kilómetros del paisaje que este Parque te ofrece, que, ahora que ha salido el sol esta impresionante y a tratar de recuperar las piernas sin bajar mucho el ritmo (aquí hay terreno favorable que hay que aprovechar), para poder acometer otra subida, dura y larga que desde el km 16 al 17, te saca de la Casa Campo y te introduce de nuevo en el Barrio de Latina, tras pasar la Puerta del Batan.

Esta cuesta de casi 1 km. se hace muy dura y mantener la compostura es tarea casi imposible, simplemente la subes como puedes, ya que las fuerzas están muy justitas y si a esto le sumas su importante pendiente y que a estas alturas de la carrera, suele aparecer el pequeño muro de la media; superarla te supone ya un reto y un enorme alivio, aunque eso si, muy breve, porque casi inmediatamente y tras pasar bajo el Paseo de Extremadura, te encuentras de nuevo con la última subida de mas de 1 kilómetro, de la Calle Valmojado.

En esta última subida, tengo la impresión que es donde, consigues tener un buen crono, mas o menos de acuerdo con tu objetivo, o donde pierdes totalmente este objetivo, ya que estando tan cerca del final, acabarla se puede hacer eterna, si en los kilómetros anteriores, te has dejado llevar de ritmos demasiado impulsivos.

Y por fin una vez superado el km 20, todo el camino está hecho y el callejeo hasta el polideportivo, se hace más llevadero, en gran parte, por los ánimos y aplausos de los espectadores que se agolpan en las aceras.

Entrar en el polideportivo, te supone una inyección de fuerza que te lleva casi esprintando hasta cruzar el arco de llegada, intentando arañar segundos a un reloj que implacable, no deja de pasar dígitos. ¡Por fin!, y casi sin aliento, pulsas el botón star del cronómetro y mecánicamente te doblas llevando las manos a las rodillas tratando de recuperar el aliento.

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