viernes, 14 de mayo de 2010

El ToleTole en Hamburgo con el Aleti



MOTIVOS DE UN SENTIMIENTO

Eran las 4 horas y 30 minutos del día 12 de Mayo de 2010 cuando, sin pereza, me levanté de la cama sabiendo que iba a ser un día muy grande para todos aquellos que tenemos el corazón rojiblanco. Después del preceptivo desayuno, me dirijo al aparcamiento de la residencia donde había quedado con otras 18 personas para ir a coger el avión a Barajas que nos llevaría a ver la final de la nueva Europa League a Hamburgo entre los equipos Atlético de Madrid y el Fuhlam.

Nada más llegar a Barajas, ya se mascaba ese gran ambiente que solo sucede en los grandes acontecimientos. Tras los primeros cánticos, animando al Aleti, nos subimos al avión y aterrizamos en Hamburgo donde continuamos cantando y celebrando lo que más tarde llegó. Del aeropuerto, y en metro, nos dirigimos a la Fan Zone, donde nos reunimos con todos los colchoneros para disfrutar comiendo y bebiendo (con moderación) y por supuesto, cantando el himno del glorioso y otros muchos cánticos que nos iban animando conforme iban pasando las horas.

De la Fan Zone cogimos el metro (caótico por cierto) para dirigirnos al Estadio, donde como pudisteis ver animamos a nuestro equipo sin parar y donde nos merendamos al rival a base de dejarnos las gargantas. Luego llegaron los goles de Forlan, que hicieron que ganáramos la final y que cuando el árbitro pitó el final del partido se produjera una emoción que comparo con un maratoniano cuando llega a meta después de hacer el maratón con una marca estupenda y todos los aficionados le jalean.

Por último, y como conclusión quiero decir que la jornada que he vivido ha sido de un gran sentimiento, y mi primer recuerdo después de que el árbitro decretara el final del partido ha sido para mi hija. No he podido evitar recordar la noche que pasé cuando el Bayern nos empató en la final de la Copa de Europa y por eso miré a todos los seguidores que había en el Estadio y pensé ya hemos terminado de ser el pupas y nos convertimos en el gran campeón que nunca debíamos haber dejado de ser y lo mejor es que mi hija no ha pasado la noche tan fatídica que pasé llorando y penando por aquella final de triste recuerdo. Posteriormente, recibí la llamada de mi hija y me dijo: “Papá nunca dejaré de llevar al Atleti en mí corazón”.

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